Servir una tabla de quesos es muy buena idea. Acompañarlos con fruta de temporada, frutos secos o mermelada es mejor aún. El objetivo de este artículo de cocina son las combinaciones perfectas o sorprendentes que se pueden hacer en una tabla de quesos o en preparaciones culinarias.

Al queso le van fantásticamente los sabores dulces

Los grandes amantes del queso lo saben: el sabor ácido y lácteo del queso combina particularmente bien con el sabor dulce de la fruta, tanto si es fresca, como seca o confitada. Quesos de vaca, de cabra o de oveja, quesos frescos o más curados, azules, con corteza enmohecida,o con pasta prensada a menudo resultan sublimes gracias a la combinación culinaria con dulce. Desde el punto de vista organoléptico, existe una razón fundamental para este tipo de conexión: el gusto sabroso de un gran número de quesos franceses necesita la fruta, que contiene mucha agua, para que le aporte equilibrio. Elige tú la combinación más adecuada, tanto en la tabla de quesos... ¡como en la cocina!

La familia de los quesos azules (Roquefort, Bleu d'Auvergne, etc.)

En tabla: dulcificados con la presencia de fruta, los quesos de pasta azul (Roquefort, Bleu d’Auvergne, Fourme d’Ambert o Montbrison) se combinan muy bien con frutos secos y fruta otoñal –como peras, uvas, manzanas o higos– tanto fresca como en mermelada. No se debe dudar a la hora de probarlos con plátano seco, carne de membrillo o ciruelas pasas.

En la cocina: preparar el queso con avellanas para hacer unas cookies de aperitivo, con peras, envueltos en hojas de pasta filo o con manzanas para una deliciosa tarta dulce-salada para servir como entrante, acompañada de una ensalada verde.

La familia del Camembert

En tabla: con quesos con corteza enmohecida (Camembert, Neufchâtel, Brie o Coulommiers) se puede jugar con frutas de la zona y acompañar con trozos de manzana o pera. Y, para darle un toque original, fusionar con mermelada de ciruela.

En la cocina: utilizar para croquetas con daditos de manzana, tostadas de pan con albaricoque y albahaca o, ¿por qué no?, con el sabor del higo fresco y de los piñones para obtener una combinación con toques mediterráneos.

La familia de los quesos de cabra y de oveja

En tabla: deliciosos con frutas de verano (queso Salakis + melón o sandía, queso de cabra fresco + melocotones o nectarinas, Brousse [cuajada de leche de cabra típica de Provenza] + frutos del bosque), a estos quesos les va fenomenal también el sabor de la fruta fresca o de la miel. En otoño se combinan bien con peras, higos (sublimes con queso de cabra, miel y menta desmenuzada) o uva fresca. No hay que dudar, tampoco, a la hora de combinarlos con piel de naranja confitada o chutney de mango.

En la cocina: combinar con piñones, como en tomatitos rellenos, con uva o con miel y pan de higos para crear pequeñas y deliciosas tostadas. Menos clásica, la combinación con una compota de albaricoque sorprenderá a los gourmets más expertos.

La familia del Comté

En tabla: para una combinación sin riesgos con la familia de los quesos de pasta prensada cocida (Comté, Beaufort, Emmental...) son perfectas las nueces, los daditos de manzana y la aromática uva blanca. Y si lo que se desea es sorprender, estos quesos se combinan estupendamente también con mermelada de naranja o confitura de piña.

En la cocina: con nueces, envueltos en hojas de pasta filo para un aperitivo en plan picoteo o para acompañar el pan tradicional con jamón serrano. Maravillosa también la combinación con fruta, en una brocheta, con un delicioso cóctel.

Fuente: Président